Los tipos de diabetes y sus síntomas
La diabetes mellitus es un conjunto de padecimientos de origen metabólico, cuya principal característica es un elevado nivel de glucosa (azúcar) en la sangre. El padecimiento está categorizado en tres tipos, cada uno con sus particularidades, pero en todos el origen es un problema con la insulina (la hormona que se encarga de regular la glucosa en el organismo).
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Diabetes tipo 1: es la de menor incidencia, representando solo entre el 5 y 10% de los casos de la enfermedad. Se origina como un padecimiento autoinmune pues el propio organismo del paciente destruye las células beta del páncreas y esto evita la producción de insulina. Suele aparecer a temprana edad, aunque existe una posibilidad de que aparezca en pacientes mayores de 25 años.
Diabetes tipo 2: es la más común dentro de las variedades de esta enfermedad. Se produce por la progresiva disminución en la producción de insulina, un aumento a la resistencia a esta hormona y un incremento en la producción de la glucosa. Los cuadros de obesidad inciden directamente su aparición.
Diabetes gestacional: es la diagnosticada durante el embarazo y aparece cuando el cuerpo de la madre no produce la insulina necesaria para incrementar sus reservas de energía. Es, entre las tres variedades, la única con posibilidad de revertirse y esto ocurre casi inmediatamente después del parto.
La detección de esta enfermedad resulta especialmente difícil en un paciente que padece del tipo 2, ya que puede avanzar lentamente hasta que se presenten los síntomas más graves de esta. Los síntomas generales, y por los que debes considerar un chequeo con tu médico de confianza son:
Sed excesiva (polidipsia). Sensación continua de hambre (polifagia). Necesidad continuamente de orinar (poliuria). Pérdida de peso, incluso si el paciente come mucho. Cansancio. Visión borrosa. Hormigueo o entumecimiento de las extremidades. Infecciones fúngicas recurrentes.
Debemos resaltar que solo la diabetes tipo 2 se puede prevenir. Esto se logra manteniendo una dieta sana y balanceada, incluyendo además alguna rutina física en la vida diaria pues evitar el sedentarismo es fundamental para ayudar al cuerpo a mantener un correcto nivel de glucosa.
Ya sabes, si presentas algunos de los síntomas que ya te indicamos debes acudir a tu médico. Él te indicará los exámenes necesarios para determinar tu problema y su posterior tratamiento.